Unos lomos de bacalao fresco congelado, salteados con ajo, perejil, espinacas, tomate fresco y un toque de setas secas (esta vez he utilizado camagrocs), da un resultado fantástico.
La clave es ir rehogando poco a poco los ingredientes con los que queramos combinar el bacalao. Las variantes, interminables: un variado de setas, pimientos verdes y rojos mezclados o unos guisantes tiernos. El tomate no puede faltar.
Otro truco, importante, cuando añadimos el bacalao congelado sobre la cama de todos los ingredientes rehogados (la espinaca la añadí después del bacalao porque se hace muy rápido y suelta mucha agua), dejarlo tapado a fuego medio un ratito, para que suelte el agua el bacalao también. Luego abrimos, añadimos agua con harina disuelta para cubrir bien el pescado, y a partir de ahí abierto a fuego medio/alto hasta que hace chup chup y la salsa coge consistencia.
En total en 40 minutos más o menos, tal vez algo más, el plato estará listo para servir.
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