¡Vivan los cardos! Y las legumbres. Porque estos que voy a contar aquí son garbanzos, pero probé este fin de semana con judías blancas, y maravilloso. Este vegetal no es habitual en las fruterías, al menos a mí me pasa. De la familia de la alcachofa, aporta un sabor increíble, además de ser súper saludable.
No sé si es por aquello de tener ascendencia de León, imagino que sí, eso y la costumbre de comer legumbres desde pequeña absolutamente todas las semanas al menos 3 días, lo cierto es que me encantan, en verano y en invierno. Calientes o en ensalada. Me declaro absolutamente incondicional de todas las variantes.
La opción de combinarlas con vegetales me parece tan atractiva como enfrentarse a un buen chuletón y, descubiertas las versiones con cardo, se me hacen irresistibles. Así que decidí, para tenerlo fácil, poner unos cardos en mi vida. Y aquí los tengo, plantados y hermosos, ya a punto para regalarme los tallos más grandes y dejar que sigan creciendo.
Ingredientes:
· Garbanzos secos (por ejemplo, porque podrían ser alubias blancas...)
· Un manojo de cardos generoso
· Un hueso de jamón
· Una cebolla
· 2 zanahorias cortadas en trozos grandes (por si alguien prefiere apartarlas después)
· 1 hoja de laurel
· Aceite de oliva
· Sal y pimienta en grano
· Vino generoso (del tipo “generoso”, no necesariamente añadido de forma generosa)
· Agua
Preparación:
Con este plato no se puede improvisar, como pasa con muchas legumbres. La noche antes del acontecimiento, hay que poner los garbanzos secos a remojo en agua fría. Le suelo añadir una cucharada de bicarbonato sódico, y al día siguiente por la mañana ya estarán listos para saltar a la olla.
Antes de empezar con los garbanzos, preparo los cardos. La labor de limpieza y "pelado" de los cardos empieza retirando las hojas, empezando desde la fibra del tallo por los laterales de abajo arriba. Con ayuda de un cuchillo o navaja, si nos apetece darle un toque rural o aventurero, se busca esa fibra más gruesa del lateral y tiramos suavemente, como para despellejarlo.
Una vez hecha esta operación también por los centros del anverso y reverso para eliminar las fibras más evidentes, termino de limpiarlo con sal gorda en una fuente, por la que los paso para repasar con las manos y el efecto abrasivo de la sal, las últimas hebras. Después de este entretenido proceso, no nos vamos a engañar, y un buen enjuagado para quitar el exceso de sal, quedan perfectos.
En ese punto están listos para enjuagar y ponerlos en la olla a presión unos 30 minutos. El cardo es bastante duro, así que una primera cocción por separado me parece óptima.
Por otro lado me pongo manos a la obra con los garbanzos. Un poco de aceite en la base de la olla, y le pongo el laurel, un diente de ajo, zanahoria cortada grande, media cebolla así tal cual, y un hueso de jamón. En caso de querer añadir patata, es el momento. Un par de vueltas a fuego medio, hasta que el jamón empiece a soltar su aroma, y ya añado los garbanzos. Aliño con un poco de sal y pimienta en grano. admite pimentón dulce, algo de cúrcuma y comino. En esta ocasión no lo utilicé.
En ese momento añado los cardos y el agua de hervirlos, un chorrito de vino generoso, y cierro. Más o menos, y dependiendo de la olla, unos 40 o 45 minutos a fuego medio.
Para rematar, abro y dejo que siga hirviendo al chup chup hasta que apotaje un poco. El remedio de añadir un poco de harina o maicena siempre es una solución si vamos con más prisa.
Y ya estaría listo. Una receta de cuchara muy completa y saludable, que funciona como plato único.
¡Que aproveche!
La versión con alubias blancas y jamón...
...Y uno de mis cardos del jardín. Esto no acaba aquí.
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