Me quedo con el de mi sobrino. No estoy segura de cuánto de partidista hay en mi elección, pero de todos los tiramisú que he probado, mi preferido es el que hace Hugo.
He probado muchos, teniendo en cuenta que es uno de mis postres favoritos; cuando es bueno, claro. Quiero decir que hay postres que aunque no sean los mejores, mi expectativa no es tan alta, así que puedo tomarlos contenta y disfrutando. Pero un tiramisú mediocre, o simplemente rico pero tirando a normal, me decepciona.
El secreto para conseguir el tiramisú perfecto, en textura y sabor, está en el respeto de los tiempos y las formas: los reposos de frigorífico adecuados y la suavidad en la mezcla, para conseguir un resultado homogéneo y cremoso.
Tengo una larga trayectoria de degustación de tiramisú, alguno memorable, descubierto en algún rincón de Italia, y también por aquí. Pero en general me atengo exclusivamente a las recomendaciones de amigos y conocidos con criterio, de los que me pueda fiar antes de lanzarme a pedir este postre. Que al partirlo se deshaga y la mezcla del mascarpone se deslice como si fuera lava, eso es imprescindible. La armonía de sabores, también.
De momento le he pedido a mi sobrino su receta, que me parece la mejor manera de evitar sorpresas desagradables y disfrutar del postre sin sobresaltos. Como es versión familiar para todos los públicos, en esta receta los bizcochos están discretamente mojados en el café, y prescindimos del asunto licor. Pero ¡no se echa de menos nada!
Nos hemos puesto manos a la obra y el resultado es magnífico.
La receta de Hugo (transcribo literalmente las indicaciones, que son del todo claras)
Ingredientes:
8 huevos
6 cucharadas rasas de azúcar (blanco; si es moreno queda crujiente.... No mola...)
800 gr de mascarpone
Un cuenco con café
Bollitos de soletilla o galletas speculos
Preparación:
Separar las yema de las claras.
Mezclar las yemas con el azúcar y a continuación con el mascarpone.
Hacer monte nevado con las claras (usar un poquito de sal y también un poquito de azúcar).
Una vez el monte nevado listo, mezclar las 2 preparaciones con mucha delicadeza para que no se desmonten las claras (si Vinyet no se acuerda de cómo se hace, que me llame).
Una vez la masa esté homogénea, dejarla en el congelador.
Mientras, se mojan las galletitas en el café y se posan en el molde que os parezca más apropiado.
Después de colocar los bizcochos, extender por encima la mezcla que hay en el congelador y hacer esta operación más o menos 2-3 veces.
Después de la última tanda, hay que echar un poco de chocolate en polvo por encima.
Ya toca lo más difícil de esta receta...¡Esperar una noche con el tiramisú tapado con albal en el frigo!
¡Que aproveche!
El video:
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