En casa los buenos amigos son siempre bienvenidos. Sí además vienen con un maravilloso plato de almejas bajo el brazo, la celebración es por todo lo alto. Almejas con cebolla, perejil y alubias blancas, un festival de cuchara memorable.
Después de probarla creo que la receta no merece menos que ver la luz, con permiso del hacedor. Me la contó y me autorizó a escribirla, así que aquí está. Es sencilla, sabrosa y tiene un aspecto brutal.
Ingredientes:
Almejas
Cebolla (media de la dulce, tipo de Figueras)
Un tarro de alubias blancas (cocidas)
Perejil (una rama)
Vino blanco (generoso, 1/3 de botella bien bien).
Aceite de oliva
Sal
Preparación:
Lo primero micronizar la cebolla, idealmente de la dulce de piel morada. En concreto en esta ocasión la de Figueras. Con media cebolla si es grandecita es suficiente. Se pone en la cazuela con un poco de aceite a fuego lento, y se deja al menos una media hora que se vaya haciendo despacio. Pasado ese tiempo, se añade el vino blanco, un tercio de botella, y se mantiene a fuego lento con la cebolla para que vaya evaporando. Esta es la base del plato.
Cuando el vino y la cebolla convivan amigablemente, entonces se añaden las alubias blancas que aportan cremosidad a este plato de cuchara y manos; y los tallos de una primera rama de perejil troceados, para que impregnen de aroma todo el plato, y sal al gusto. Si no es para comer en el momento (por ejemplo si se pretende trasladar hasta la casa de algún amigo, como fue el caso), esta primera parte se puede reservar sin problema, a falta de incorporar los moluscos.
Diez minutos antes de servir se pone al fuego de nuevo, suave, y se echan las almejas hasta que se abran. Esto sucede en dos o tres minutos, así que lo mejor es apurar hasta el final para añadirlas. Junto con las almejas, hay que echar por encima las hojas del perejil a medio cortar.
¡Y ya estaría listo para comer!
@Gracias Pere Corberó :)
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