Siempre pensé que era la receta de mi madre. Cuando digo de mi madre digo literalmente inventada por ella, única e inimitable, con secretos guardados en el proceso de elaboración. Cada cumpleaños era una fiesta, hubiera o no celebración, porque absolutamente siempre, sin fallo, todos los de casa sabíamos que si alguno cumplíamos años, tocaba tarta.
En casa éramos cuatro, así que puedo hacer el cálculo de cuántas tartas de mi madre he comido en mi vida sin equivocarme mucho. Tengo que sumar las de casa de mis padres, más las que yo he hecho desde que me independicé; la cuenta en esta segunda fase cambia un poco, aunque mantengo la tradición. Me salen 227 tartas. Es una aproximación, resultado de un cálculo conservador. Puede que hayan sido más. Y espero tener muchas más tartas por delante, porque cuando hay tarta, es señal de que las cosas van bien. Razonablemente bien. Todas las que he descontado del cálculo aritmético puro y duro tienen que ver con momentos duros de mi vida. Así que, feliz cumpleaños ¡por muchas tartas más!
No recuerdo exactamente en qué momento descubrí que la tarta no era original de mi madre en cuanto a la autoría, ni la receta era única y de su propiedad. En realidad de lo primero todavía no estoy segura, y a veces, no sé si confundida o no, me descubro convencida de que sí se trata de una receta de familia. Lo voy a dejar así.
Con la segunda parte, me pasa un poco lo mismo. Haberme encontrado esta tarta en alguna otra casa me lleva a reforzar la idea de que tal vez no es la única tarta de chocolate con galletas, pero sí lo es en sus matices. Su singularidad es inequívoca. Los secretos intercalados en la receta y una cierta dosis de esa magia heredada de generaciones, al más puro estilo de los "Cien años de soledad", la hacen inconfundible.
Me voy a permitir hacer una valoración, subjetiva por supuesto: nunca he probado ninguna tarta de galletas y chocolate tan rica como la de mi madre.
Me disponía ahora a escribir la receta en detalle, pero Vinyet se me ha adelantado. Ha querido escribir la receta personalmente.
El trabajo está hecho, así que aquí te dejo su relato:
Te voy a contar la verdadera historia, pero yo al principio de esta historia no estaba y lamento decir que no la podré contar toda.
Cuando nací mi madre en cada cumpleaños nos hacía la famosa tarta de chocolate, para mi hermano y yo era una delicia, era una cosa especial para todos.
Esta receta no viene de mi madre sino de mi abuela que era una excelente cocinera. Mi abuela le enseñó a mi madre todos los pasos de la receta, y ha pasado lo mismo conmigo, sé la receta de arriba abajo, paso a paso.
De momento te diré los ingredientes:
Galletas (tipo Gullón)
Cacao en polvo a la taza
Leche
Azúcar moreno
Mantequilla
Málaga oro viejo (es un vino dulce)
A continuación, como veo que te está interesando, o quizás no, voy a decirte los pasos de la receta.
Antes de todo te diré los utensilios que necesitaremos.
Una fuente (del tamaño que quieras, depende de qué tamaño quieras la tarta)
Una cazuela
Un plato hondo
Un cucharón
Ahora sí ha llegado el momento paso a paso:
Primero vierte leche en el plato hondo y ponlo a calentar en el microondas a 180 grados 1m.
Después ponle azúcar, aproximadamente 2 cucharaditas, tienes que ir mezclando con la misma cuchara, y se añade el vino de Málaga.
Prepara un chocolate a la taza en un cazo. Para espesarlo se añade una cucharada de mantequilla.
Cuando esté todo listo coge la fuente y moja las galletas de una en una en la leche templada. Ve poniendo las galletas de forma que queden ocupando toda la fuente.
Cuando termines ponle por encima una capa de chocolate y repite hasta que te quede con volumen. Pero reserva chocolate para el final, porque hay que ponerlo por encima hasta que quede todo cubierto de chocolate.
Ponle en cada punta de la tarta unos palillos de madera cortos, sirve para que al taparlo con el papel de aluminio para guardarlo en el frigo, no se pegue a la tarta.
En mi casa lo dejamos enfriar toda una noche, así que hacemos la tarta el día anterior que la quieres comer.
Los 10 secretos de la tarta:
1. La leche para mojar las galletas, templada. Ni fría ni caliente. Templada.
2. La cucharada de Málaga Virgen, mejor con mano temblorosa.
3. La cucharada de azúcar blanca, rasa y bien disuelta en el plato de Duralex lleno de leche.
4. Las galletas remojadas, que se note que se empiezan a poner blandas, pero sin que se rompan o se deshagan. Yo cuento hasta 10 para calcular el tiempo.
5. El chocolate a la taza, con la untuosidad de una leche condensada a temperatura
ambiente.
6. Al chocolate (utilizo de la marca Torras) no hay que añadirle azúcar.
7. En cuanto empieza a espesar se retira del fuego y se añade una nuez de mantequilla.
8. Ten todos los ingredientes preparados, para asegurar un buen ritmo al montar las capas y así evitar que el chocolate se espese más de la cuenta al perder calor.
9. Capa de chocolate en el fondo, importante, y que las capas de galleta y chocolate tengan el mismo grosor.
10. Cobertura de chocolate completa al final. Dejar un par de horas reposando, y luego todo tapado y al frigo hasta el día siguiente.
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