Que el pollo y el limón se llevan bien, lo sabemos todos. Hay infinidad de recetas de pollo que llevan limón, en el macerado previo o en la cocción al horno, por ejemplo. Esta que propongo se prepara en la olla a presión. El limón es el ingrediente principal, sin tener que competir mucho porque solo convive con la cebolla. El resultado es un pollo que se deshace, sabroso y jugoso, sin sensación de grasa gracias a la astringencia y acidez del limón.
Ésta también es una receta de las de siempre, al menos en casa de mis padres, un plato que celebrábamos mucho. Los platos quedaban como un cementerio de huesos roídos por carroñeros, tal cual. Concretamente yo me pedía hasta las garras del pollo, que cuidadosamente me encargaba de dar cuenta a todo ese cartílago de estos miembros del ave, incluida la almohadilla, y esquivando las uñas. Por supuesto las alitas quedaban en nada, e incluso el pescuezo estaba muy solicitado.
He recuperado la receta, que lo cierto es que, no sé muy bien porqué, se había quedado un poco apartada de mis habituales. Es fácil, con ingredientes sencillos y rápida de preparar. Lo que más suma es el tiempo de olla a presión, pero en ese punto nos podemos desentender, así que da hasta para un descansito mañanero, si es posible libro en mano, que a mí me resulta de lo más gratificante.
Ingredientes:
Pollo (un pollo entero y limpio, de corral por supuesto, de esos que han vivido en libertad)
Cebolla (un par, generoso)
Limones (2 grandes o 3 pequeños...más o menos)
Sal
Aceite de oliva
Laurel
1 cucharada de harina
Preparación:
Lo primero, cortamos la cebolla en aros por ejemplo, o trozos medianos, y la ponemos en el fondo de la olla con un chorro de aceite, más bien generoso. Como para sofreír la cebolla. En este caso elegí cebolla morada de Girona, que tiene un toque más dulce, pero con la cebolla amarilla queda perfecto también. Y ponemos el fuego medio/bajo, para que vaya calentando y dorando un poco.
Mientras tanto nos ponemos con el pollo en crudo, para repasar si quedan plumas o pelos que desechar, y asegurar que dejamos la piel limpia. Los limones los corto en cuatro, reservando una mitad, y voy repartiendo esos cuartos primero dentro del pollo 2 o 3, y después los demás los coloco con el pollo dentro de la olla, por los laterales. No me di cuenta de atar los muslos y así cerrar la cavidad interior para que no se escapen los limones. en realidad no es imprescindible, aunque sí es cierto que si lo cocinamos atado, la presentación final del pollo entero queda más ordenada.
Coloco entonces el pollo sobre la capa de cebolla, los limones alrededor, añado el laurel, dos pizcas de sal, un chorrito más de aceite por encima del pollo, éste más discreto, y lo rocío con el zumo del medio limón que reservé.
Cierro la olla y lo dejo 40 minutos desde que hace la presión. Al abrir el pollo está súper tierno, y hay que sacarlo con cuidado a la fuente para que no se rompa del todo.
Para la salsa, porque en la olla queda un fondo bien caldoso, lo que hago es colar todo ese fondo para separar la cebolla del líquido. Después vuelvo con la cebolla al fuego, y añado harina para poder ligar la salsa. Cuatro vueltas a la harina con la cebolla, y les reunimos de nuevo con el jugo. Un hervido hasta que ligue y sólo falta echarla sobre el pollo.
El video:
No le hace falta nada más, pero si es por acompañamientos, recomendable patata o arroz, ideales para disfrutar bien de la salsa de este plato. En esta ocasión aposté por las patatas, y cómo no, por los pimientos rojos de mi madre. Ideal.
¡Que aproveche!
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