Es una de mis pelis imprescindibles. Me hizo reír y llorar la primera vez..., y me ha seguido haciendo llorar y reír todas las demás. Me encanta la historia, los personajes, el trabajo de los actores, los diálogos, la ambientación y todo en general, pero sobre todo me hipnotizan las escenas de cocina del Whistle Stop Cafe. Y me muero por probar esos famosos Tomates verdes fritos que tanto éxito parece que tienen allí. Así que me pongo a investigar y encuentro referencias varias a recetas que imagino intentan replicar la original, pero no termino de concluir si alguna lo es.
Como resultado de la búsqueda, descubro el libro de cocina del célebre Whistle. No el libro de la historia de “Tomates verdes fritos”, sino el recetario, el Cookbook de la misma autora, Fannie Flagg, que anuncia en la portada ésta y otras 150 grandes recetas originales del lugar. Sin dudarlo me hago con él, y descubro que incluye tres variedades de la receta en cuestión.
El libro no decepciona en absoluto. El prólogo me confirma que el establecimiento en el que basa su libro y se basó después la peli, existe. En realidad se llama Irondale Cafe, está en Alabama, tiene una larga trayectoria de éxito y sigue siendo lugar de encuentro de clientes que se desplazan unas cuantas millas para degustar las delicias de esta cocina.
Como dice Fannie Flagg, “los cafés son esos sitios en los que puedes encontrar los platos tradicionales y caseros mejor cocinados fuera de casa”. Cocina casera de calidad y asequible. Este libro recoge precisamente esas recetas originales americanas, tan típicas de los hogares sureños, desde el conocido banana split, hasta platos de carne y de pollo preparados a partir de la barbacoa, los pies y cakes dulces y los side dishes con recetas para preparar judías, maíz y por supuesto, los tomates verdes fritos.
La receta:
Así que con esa base y adaptándome a los ingredientes que tengo en casa (tomates verdes, muchos, por la última cosecha tan abundante que ha dado el huerto), preparo una versión que recoge la esencia del plato y en opinión de los feroces catadores de esta casa, es muy recomendable. Ventaja fundamental: es tan sencilla que es una receta para repetir. Y con lo que me ha gustado, me apetece hacerla con frecuencia.
Ingredientes:
Tomates verdes
Albahaca
1 cucharada de Maizena
1 cucharadita de harina de trigo
Leche
1 huevo
Sal
Para la salsa:
Yogurt
Mostaza
Lima
Preparación:
La receta que he preparado es muy sencilla. Por un lado la salsa, que simplemente consiste en mezclar un yogurt natural con mostaza y lima. En este caso es una cuestión de proporciones, pero es difícil fallar. Importante que el ácido del cítrico no se pierda en la mostaza, que por cierto utilicé una dulce con miel. Así que, generosa con la lima y discreta con la mostaza, consigo un elegante contraste de sabores dispuestos a acompañar con frescura a estas rodajas vegetales y su sabroso rebozado.
Una vez preparado el acompañamiento, lo dejo en el frigorífico y me pongo con los tomates. Los tomates verdes (si son rojos que no estén maduros también funciona muy bien) los corto en rodajas. Para el rebozado, preparo una especie de tempura con un huevo, una cucharada de harina de trigo, una cucharada de Maizena, un poco de leche, sal y albahaca cortada. Si no queda suficientemente viscosa, rectifico añadiendo algo más de harina para que el rebozado aguante en el tomate al pasarlo por la sartén. Se fríe a fuego medio-alto, una vuelta y enseguida están preparados.
El contraste del crujiente del rebozado, el frescor del tomate y lo punzante del aliño, es perfecto.
¡Que aproveche!
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