De León, por supuesto. El chorizo. La pasta, aprovechando los restos de los paquetes de macarrones, caracoles, bicicletas o espirales, por ejemplo. Esos paquetes en los que queda poco para dos raciones y justito para una. Lo único importante es que los tiempos de cocción de la pasta sean los mismos o similares. Igualmente, apago el fuego siempre un par de minutos antes de lo que dice el paquete, y completo el ciclo de tiempo con la pasta en el agua pero sin hervor.
La preparación es sencilla pero tiene truco para que queden extra sabrosos. Es importante además que el chorizo sea rico, intenso, un pelo picante, y que el tomate sepa a tomate. Con esta materia prima y siguiendo el procedimiento adecuado, el éxito es seguro.
Ingredientes:
Restos de pasta blanca variada (en este caso plumas y bicicletas)
Tomates frescos maduros (tipo pera, por ejemplo)
Chorizo de León
Sal
Aceite
Albahaca u orégano al gusto para el aderezo (opcional)
Queso rallado tipo parmesano
De hervir la pasta no hay mucho que decir. Sobre todo, abundante agua, sal, nada de aceite en el agua para que no se pegue, y apagar antes del tiempo señalado en el paquete para asegurar que queda al dente.
En cuanto pongo el agua a hervir, preparo la salsa de la pasta. En una sartén grande echo un chorro de aceite de oliva y pongo a freír el chorizo troceado. Aquí está una de las claves: es importante hacerlo a fuego medio para conseguir que el aceite del chorizo tiña de rojo por completo el aceite, pero sin que se churrusque el chorizo porque si no luego los trozos se endurecen y no es agradable el contraste exagerado de durezas entre chorizo y pasta.
Cuando el chorizo ha soltado esa grasa, entonces añado el tomate triturado (sin pelar, no hace falta), y lo mantengo a fuego medio para que se vayan integrando los sabores. Cuando la salsa pierde el aspecto de puré, pierde un poco de agua y se diferencia el aceite del tomate de forma irregular, entonces está listo. No hay que dejar que espese más de la cuenta, porque esa consistencia final de salsa de tomate la adquiere una vez mezclado con la pasta.
Este momento es clave también. La pasta hay que tenerla ya escurrida y lista en la cazuela para dar la bienvenida a la salsa de tomate con chorizo todavía un poco líquida. Si la pasta está recién escurrida y la cazuela todavía guarda el calor, con el fuego bajo es más que suficiente para que en uno o dos minutos dándoles alguna vuelta, se terminen de entender.
En esta parte del proceso, la pasta se emborracha del sabor del chorizo, y el resultado es muy sabroso. Este variado de pasta con chorizo puede hacer las veces de plato único, al más puro estilo de una pasta boloñesa, y es perfecto para solucionar cualquier comida, de diario o de fin de semana. No hay niño que se resista. Y además, manualidades aparte, nos libera de paquetes de pasta a medias, cerrados con pinzas o gomas, que cuando se acumulan en exceso contribuyen de forma sobresaliente al desorden de la despensa. Son todo ventajas.
A disfrutarlo!
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